Dani* comprometida con la transformación de su territorio

Cuando Dani*, 14 años, escuchó que Save the Children iba a implementar un pilotaje de refuerzo escolar en el asentamiento irregular donde vive, a las afueras de Cúcuta (Norte de Santander), no dudó en ofrecerse para ser voluntaria y ayudar con la titánica misión de recorrer las polvorientas calles de su barrio para encontrar a niños, niñas y adolescentes que estaban por fuera del sistema escolar. 

Se ofreció como encuestadora y con ayuda de otros vecinos visitó cada casa de su barrio, hasta lograr la focalización de los desescolarizados. Con firmeza cuenta que encontraron 200 niños y niñas por fuera del sistema escolar entre los 7 y 17 años. 

A su corta edad, es una gran lideresa y alterna sus clases en el colegio con su participación en el Club de Niñas Nido del Fénix, y sus acciones con la Asociación de Mujeres Chicas F, un colectivo local que busca empoderar a las mujeres de este sector de la ciudad, en su mayoría víctimas del conflicto armado y migrantes.  

Dani* también hizo parte de la campaña #NiñasAlMando del proyecto El Mundo es mi Hogar, apoyado por Global Affairs Canada, y con su voz pudo visibilizar las barreras de acceso a la educación que se presentan en la zona de frontera y dónde hizo un llamado al Gobierno nacional y local a generar soluciones a las comunidades.  

Adicional a estos espacios, logró exponer ante el Ministerio de Educación, cooperación internacional y entidades territoriales las barreras de acceso a la educación de la población migrante en el marco del Foro Nacional Educación sin Fronteras que se realizó a finales del 2021 en Bogotá. 

Allí su mensaje fue contundente “El derecho a la educación es innegociable”, y es urgente que las autoridades brinden mayores oportunidades de acceso educativo a las comunidades migrantes. 

 La historia de Dani* en sus propias palabras:  

Soy cucuteña pero, por cuestiones de trabajo de mis padres, viví un tiempo en Venezuela y en Pamplona. Volví a Cúcuta en febrero del 2015. Por muchas circunstancias, mi vida cambio y terminé viviendo en un asentamiento , donde conocí la necesidad de muchas personas, pero también conocí las ganas de salir adelante y eso me motiva mucho”, explica. 

Quiero llegar a ser una profesional y tener un trabajo estable. Me gustaría ayudar a otros porque pienso que todos los días son una constante lucha de las personas más vulnerables: ellas merecen las mismas oportunidades. También quiero aprender inglés pues sueño con salir de Colombia y conocer países más avanzados”. 

“Antes de conocer a Save the Children era muy tímida, no me gustaba mucho hablar en público y he podido estar en diferentes espacios que me han permitido reconocer mis habilidades, conocer a más niños y niñas que están haciendo cosas por transformar a sus comunidades,  y ahora me siento más segura de mi misma”, agrega.  

“Son importantes los espacios de participación que la organización nos da porque nos permite llevar nuestras voces y problemáticas».  

Quisiera que el Estado promoviera la educación superior gratuita para los niveles más bajos; que, sin politiquería ninguna, pusiera sus ojos en las fundaciones que luchan por cambiarle el nivel de vida a muchos niños”. 

“La educación es un derecho de la niñez y un compromiso del Estado y todos los funcionarios y funcionarias deben estar comprometidos en que ningún niño, niña o adolescente deje de estudiar”, enfatiza. 


Sobre ‘El Mundo es mi Hogar’ 

En el marco del proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’ financiado por Global Affairs Canada, Save the Children promueve la realización del derecho  a una educación de calidad, segura y con perspectiva de género para las niñas y niños afectados por el conflicto y la crisis en la frontera colombo-venezolana. Con esta iniciativa se pretende llegar a  más de 30.403 niños, niñas y adolescentes en Norte de Santander, Arauca y La Guajira.   

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